En Seedmagazine hemos encontrado una noticia que nuevamente nos habla sobre la complejidad social de esta cosa llamada globalización. La información refiere a una pequeña aldea de Nepal llamada Nangi donde no hay línea telefónica ni tampoco conectividad para teléfonos móviles y con una población de 800 personas dedicadas en gran parte a la ganadería y a la agricultura.
Uno de sus habitantes, tras un periplo digno de Slamdug Millionare, logró asistir a la universidad de Nebraska y más tarde vía BBC (y otras ayudas alrededor del mundo), logró obtener una conexión wifi para su aldea. Y decimos que fue un periplo porque se trata de un territorio donde la inmensidad desierta es la constante y porque el protagonista, sólo tuvo acceso a papel y lápiz por primera vez a los 13 años.
Habitualmente se generan discusiones acerca de la real incidencia (sobre todo de la mejora tangible del nivel de vida) que tiene las nuevas tecnologías en las comunidades postergadas. Por la misma razón, se cuestiona a menudo la inversión en estas áreas en entornos donde ni siquiera existen servicios básicos. Al respecto, en este caso, la idea inicial ha dado lugar a una comunidad wifi que agrupa a cerca de 60 mil personas y se observan resultados tangibles en aspectos como el comercio de ganadería, el turismo y la telemedicina, lo que no es poco, ya que hablar de Nepal es hablar del último rincón del mundo…ahora Nepalwireless.
Diario de Un Inmigrante Digital 